El Centro Cultural de España en Guatemala presenta una selección de cuatro artistas cuyos trabajos dan cuenta, desde diferentes lenguajes y estrategias, del poder narrativo de las imágenes y su capacidad de interpelar la realidad y retar las convenciones. Una propuesta curatorial para mostrar otras narraciones del mundo desde lo local. En este caso, partiendo del territorio en el que se ubica el CCE y donde todos los artistas participantes, residen, conviven, piensan y producen. Un proyecto expositivo singular ya que marca la reapertura del Centro Cultural de España tras más de 6 meses cerrado al público y que busca reactivar la vida cultural y artística en la ciudad.   

La belleza de lo inhóspito y la apreciación y resignificación del espacio público; la tensión entre lo urbano y lo ancestral desde una mirada integradora; el género y la identidad como algo mutable y en construcción son algunas de las ideas que resuenan en esta selección de propuestas que abren de nuevo el espacio del Centro Cultural para la conversación y la mirada  activa. Son paisajes, denuncias y encuentros que provocan a la comunidad que rodea al centro cultural y a este mismo, formando vínculos y apertura al diálogo, al debate y al disfrute del encuentro.

TEXTO CURATORIAL 

JOSSELINE PINTO 

Basta recorrer un kilómetro a la redonda del Centro Cultural de España en Guatemala para darse cuenta que existen múltiples comunidades, historias y actividades que habitan y se manifiestan con gran fuerza en el Centro Histórico. Hablamos, particularmente de una comunidad artística que habita este territorio como campo de trabajo; de múltiples comunidades que toman las calles para sus expresiones; de lugares emblemáticos del Centro Histórico que cuentan la historia de la construcción y evolución de la ciudad; y por supuesto, de una serie de movimientos sociales que se apropian de las calles del centro exigiendo que sus voces sean escuchadas.

En la primera sala, el mural empapelado del proyecto Viva Histórico recupera las baldosas y pisos de las casas más antiguas del Centro Histórico. Estas baldosas, inspiradas en estilos españoles y árabes, fueron apropiadas por la cultura guatemalteca después de la colonia para producirse localmente con patrones que distinguen la personalidad del Centro Histórico. El proyecto digitaliza los diseños para reproducirlos sobre la pared, trayendo el afuera hacia adentro y los símbolos gráficos de un territorio tan nuestro a las salas de la galería para hacer visible su historia. 

Frente al mural, la obra del artista Jorge de León recoge otra imagen de los suelos del Centro Histórico. El artista presenta grabados de las alcantarillas de la zona 1, realizados a presión sobre la propia cubierta de los drenajes del centro. A diferencia de las baldosas de espacios interiores, De León extrae el suelo de la calle. Sobre las cubiertas se leen incluso leyendas de los patrocinadores de cada una, haciendo también un recorrido por el paisaje urbano, la historia del poder y la urbanización de la Ciudad de Guatemala.

El artista Esvin Alarcón Lam, presenta en esta exposición su serie A-MARICA: América Invertida, versiones rosadas de las 36 banderas del continente americano y el Caribe que bailan con el viento que las mueve, como metáfora de una libertad anhelada. La crítica hacia los sistemas de poder, a la represión y a la homofobia están presentes junto al humor y la sátira de lo que representan los símbolos nacionales invertidos a un estereotipo marica, la mayor amenaza a su status quo.

Finalmente, la artista maya-kaqchikel, Marilyn Boror nos habla directamente de nuestro presente. El proyecto #Xulvuelaporvos es una invitación al viaje y a la libertad que nuestros cuerpos tanto extrañan durante la pandemia. Xul es un pequeño silbato de barro en forma de pájaro. El primer Xul data del período preclásico tardío y era usado como instrumento musical en rituales y como medio de comunicación. Hoy, Xul continúa siendo un símbolo en la cultura maya contemporánea y una forma de comunicarnos con los otros a través del sonido y la música. 

Durante la pandemia de la COVID-19, la artista envió un Xul a distintos lugares y personas para que él viajara a todos esos sitios a los que por las restricciones de movilidad era imposible viajar. Con Xules en diferentes países, casas y dueños, la artista realizó un performance colectivo en la plataforma ZOOM para hacerlos sonar al mismo tiempo en una conversación y una canción a distancia, un cuerpo musical único con nuevas palabras. En la galería, los Xules ven hacia la pared, experimentando el encierro, esperando volver a salir.  

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