Experimentar la conexión y desarrollo de la sensibilidad a través del recorrido por la exposición y la manipulación de materiales.
La naturaleza favorece el contacto con una misma, una condición esencial para la creatividad entendida, en primer lugar, como expresión de la singularidad única e irrepetible de cada ser humano. Contribuye, además, especialmente en el caso de la infancia y la adolescencia, al desarrollo de la sensibilidad, mientras los entornos artificiales y tecnológicos tienden a embotarla. En ambientes naturales, somos capaces de asumir riesgos, perder el miedo al error como elemento fundamental de la actividad creativa. Por último, las cosas vivas (entre ellas nuestros círculos de comunidad) son fuente inagotable de inspiración y de alimentación.
En este taller las y los participantes experimentarán la conexión y el desarrollo de la sensibilidad a través del recorrido por la exposición y la manipulación de materiales.
Inscripción gratuita. Previo registro.